Esas comunicaciones llevaron a un grupo de sus hermanos; Caballeros y voluntarios, entre ellos a su padre, hermano, hijos, amigos, a la organización de -Catholic Daughters- (Hijas Católicas) y a muchachos jóvenes que necesitaban hacer un servicio comunitario para su escuela o su confirmación, a que se comprometieran y dedicaran un día para trabajar arduamente. Uno de los hombres que había trabajado durante el día, quiso trabajar un turno de noche, durmió un par de horas en su automóvil y volvió para ayudar al equipo que estaba arreglando la jardinería.
De hecho, tan lejos como rezar una ‘Ave María’ es la distancia en que se encuentra la Iglesia de Santa Teresa de los terrenos de” Nuestra Señora del Corpus Christi.
La mañana del sábado 23 de marzo, los obreros de las parroquias de Saint Paul the Apostle, Most Precious Blood y Santa Teresa se reunieron para hacer que la parroquia estuviera un poco más bella y más funcional.
Las tareas del día fueron cuidadosamente organizadas por el diácono Stephen Nolte de Santa Teresa y su asistente, Paul Pineda. Los equipos se concentraron en diferentes áreas de la parroquia y áreas adjuntas incluyendo el edificio de la escuela contigua. Se trabajó en el patio, en la reparación de ventanas, se lavó a presión y se ordenaron los libros en cajas. No había pasado ni una hora esa mañana cuando uno de los equipos ya había terminado de arreglar el jardín de la rectoría, incluyendo la demolición de un jardín muy antiguo casi muerto.
Sobre el edificio de la escuela, los equipos también trabajaron duro. A pesar de no haber sido una escuela funcional durante diez años, la parroquia ha estado trabajando en la limpieza del edificio los últimos dos años. Restaurar los salones de clase ayudará a la parroquia a ahorrar en el costo del aire acondicionado al igual que el salón parroquial donde se imparten las clases de CCD, y se les dará un espacio más pequeño y funcional para usar. Previamente, se habían instalado nuevas luces exteriores para hacer que el edificio fuera más seguro y, en este día, trabajaron en el lavado a presión de los exteriores y también dentro de un baño que quedó listo para su uso.
Un equipo formado por miembros de “Catholic Daughters y de Altar Society” se encargó de empacar y limpiar los libros en una de las aulas. A la vuelta de la esquina, un grupo de damas de Santa Teresa preparó y cocinó un almuerzo para todos los voluntarios. “Este es un gran gesto, un ejemplo para otras iglesias”, dijo Celia Quesada. “Significa mucho tener la ayuda”.
En su discurso de la junta para la Planificación Pastoral de agosto del 2018, el obispo Michael Mulvey citó la carta: “Novo Millennio Ineunte”, una carta apostólica del Papa San Juan Pablo II sobre una “espiritualidad de comunión”. Su esperanza era que la unidad y la armonía entre la gente y las parroquias de la diócesis alimentarían la preparación espiritual para formar un plan pastoral. Esta espiritualidad, dijo el diácono Nolte, es exactamente lo que inspiró a este grupo de Caballeros de Colón, de Hijas Católicas y de otros voluntarios para venir a ayudar. Como dice el Papa San Juan Pablo II en su carta, “Una espiritualidad de comunión significa, finalmente, saber cómo” hacer espacio “para nuestros hermanos y hermanas, compartiendo las cargas que cada uno lleva.” (Gal 6: 2) y a resistir las tentaciones egoístas que nos acosan constantemente ... No nos hagamos ilusiones: a menos que sigamos este camino espiritual, las estructuras externas de comunión tendrán muy poco propósito.”
Un total de 49 personas salieron ese día para vivir la “espiritualidad de comunión,” trabajaron intensamente seis horas, para cumplir los proyectos que por lo menos les habría tomado un mes a los feligreses de Santa Teresa completar. No solo eso, sino que se comprometieron a regresar y ayudar más. De hecho, muchos de los Caballeros de Colón, involucrados en este proyecto hablaron de comprometerse para ayudar a las parroquias a través de la diócesis de acuerdo con sus necesidades. “¡El Espíritu de Dios está vivo y en movimiento!” Deacon Nolte dijo. Añadió que este acto de bondad ha reforzado la fe de la comunidad de Santa Teresa y es un buen recordatorio de que “Dios no conoce fronteras y nos llama a amar dondequiera que estemos”.