CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Entonando la Letanía de los Santos, pidiéndole a una legión de santos y santas que los ayuden, los cardenales entran a la Capilla Sixtina en procesión conscientes de su enorme responsabilidad de elegir un nuevo papa.
Menos de la mitad de los 117 cardenales elegibles para votar por un sucesor del papa Benedicto XVI estaba en el cónclave del 2005 que lo eligió.
Dos de los que estaban, el cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga de Tegucigalpa y el cardenal sudafricano Wilfrid Napier, describieron la escena como una de profunda oración y un poco de temblor.
El cardenal Rodríguez Maradiaga dijo a Catholic News Service que, durante el cónclave, los cardenales pasan la mayor parte de su tiempo en la Capilla Sixtina, aunque emiten votos solamente cuatro veces al día.
El tiempo en la capilla incluye oración, escribir nombres en papeletas y contarlas. Pero al emitir su voto cada cardenal debe pararse y jurar públicamente, en latín, que está votando de acuerdo con su conciencia. Esperándose 115 cardenales electores, eso tomará tiempo.
"Frente a la cruz y frente a la pintura del "Juicio Final" decimos: ‘Llamo a Jesús como testigo y me juzgará que he elegido de acuerdo con mi conciencia’, así que te puedas imaginar ... por qué toma tanto tiempo. Y mientras tanto, cuando todos están emitiendo sus votos, estamos orando, así que es como un gran cenáculo de oración”.
"Esto es hermoso", dijo el cardenal Rodríguez Maradiaga. "Esta es la experiencia más amorosa, cómo debe ser una elección. Desearía que todas las elecciones del mundo pudieran ser así: en un ambiente de oración".
El cardenal Napier dijo a CNS que hasta la forma en que los cardenales están vestidos, en hábito coral como se visten para las liturgias, contribuye al ambiente de oración.
Aunque tiene la experiencia del cónclave del 2005, él dijo: "Probablemente será igual de atemorizante, igual de (tanta) ansiedad" esta vez, especialmente porque "yo diría que hay un campo más amplio de opciones, hay cardenales más jóvenes que creo que tienen verdaderas cualidades de liderazgo. A su vez, quizás no nos conocemos tan bien, pero tenemos que poner mucha fe en la presencia y la actividad del Espíritu Santo”.
Cardenal Napier dijo que cuando los cardenales llegan a la capilla hacen un voto formal de mantener secreto, entonces cada cardenal sube y pone una mano sobre la Biblia confirmando su juramento.
Una vez que cada cardenal se sienta, él dijo, piensa "estamos listos" y ve en su mesa la lista de nombres de los cardenales, la papeleta de votación, las instrucciones y una pequeña biografía de cada cardenal.
"Entonces uno sabe que realmente está a punto de comenzar a trabajar muy pronto", él dijo. Hay "un sentido de emoción, un sentido de ansiedad", preguntándonos "¿cómo todo esto va a funcionar?".
"Pero el (momento) probablemente más solemne, el más difícil, aterrador, es cuando uno va con su papeleta en mano y lo levanta delante del altar y dice: ‘Llamo al Señor Jesús, quien será mi juez, como testigo de que estoy votando por el que creo que es digno’.
"Ese es realmente un momento de emoción intensa, de fe, todas estas emociones se juntan en ese momento. Si estoy votando por razones indignas, en realidad estoy pidiéndole a Jesús que me juzgue, que me condene, así que es un momento muy, muy solemne", dijo el cardenal Napier.
Después que cada cardenal emite su voto los papeles son abiertos y leídos, uno por uno, el dijo. Ya que cada cardenal tiene una lista completa de los cardenales, "uno está marcando según los votos están siendo emitidos a favor de una persona u otra, y entonces totalizándolos al final".
Si ningún candidato ha llegado a los dos tercios necesarios para una elección válida, las papeletas y todas las listas con sus cuentas "son todas reunidas y llevadas a la parte posterior de la capilla para ser quemadas. El humo sale negro (para indicar que no hay papa). Es muy emotivo", dijo el cardenal sudafricano.
El cardenal estadounidense J. Francis Stafford, quien cumplió 80 años de edad en julio y no es elegible para entrar en este cónclave, dijo a CNS: "El cónclave es básicamente una liturgia extendida", con la oración puntualizando todo momento del día, incluyendo la votación.