Recientemente participé en el II Congreso RIIAL (Red Informática de la Iglesia en América Latina) cuyo tema era “Iglesia y Cultura Digital”. El congreso tuvo lugar en la Universidad Católica de Chile, en Santiago, bajo el patrocinio de la Conferencia Episcopal Chilena, y fue organizado por el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (PCCS) y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
Se trataron muchos temas interesantes, incluyendo un análisis de esa nueva realidad conocida como el “Continente Digital”, los nuevos paradigmas comunicativos, la presencia de la Iglesia en esta nueva realidad y su uso de las tecnologías actuales para la Nueva Evangelización. Asimismo se examinó el impacto que éstas están teniendo en seminarios y escuelas, el acceso de los pobres a la tecnología y a la información, la “info-ética”, el papel de las universidades, y otros muchos temas.
Entre los participantes se encontraba el presidente del Consejo Pontificio, el Arzobispo Claudio María Celli, varios obispos latinoamericanos y personal responsable del área de comunicación en sus respectivas conferencias, directores diocesanos de comunicaciones, representantes de diversos portales electrónicos católicos, miembros de órdenes religiosas, académicos, clero y otros profesionales de la comunicación. Cientos más participaron a través del “congreso virtual”.
En la práctica, el congreso demostró lo que es posible hacer hoy día con una tecnología sencilla. Por ejemplo, cuando las cenizas de un volcán impidieron a Mons. Radrizzni, volar desde Argentina a Santiago para dar su conferencia, el obispo todavía pudo hacer su presentación en directo, de forma virtual pero no menos real, desde su oficina a través de Internet.
Como es costumbre en la iglesia latinoamericana, los principales bloques temáticos se debatieron en grupos más pequeños tras las conferencias principales y los resultados del diálogo se reportaron luego al plenario. El último día se retó a los participantes a resumir sus deliberaciones de grupo en un simple “tweet”. La experiencia no sólo fue divertida sino que su alcance fue mucho más allá del Aula Magna de la Universidad, pues los reducidos mensajes de 140 caracteres fueron realmente captados y “tuiteados” en directo.
Las conferencias pusieron de relieve el excelente trabajo de reseña académica que existe en toda Latinoamérica. También se presentaron los resultados parciales de un “Mapa de Conectividad” en América Latina. Aunque existen grandes disparidades en cuanto al acceso y los costos, varios de los estudios mostraron algunas tendencias comunes: por ejemplo, cada vez más jóvenes tienen acceso a un teléfono móvil y usan mensajes de texto con regularidad. Entre los jóvenes adultos universitarios, un elevado porcentaje, en algunos países hasta el 70 por ciento, posee un teléfono móvil, y de estos aproximadamente un 40 por ciento tiene acceso a Internet desde su celular.
Mons. Celli, también tuvo una presencia muy activa. El responsable del Consejo para las Comunicaciones Sociales señaló la importancia de esta conversación a la luz del llamado a la Misión Continental hecho por los obispos latinoamericanos en Aparecida (2007) y el próximo Sínodo para la Nueva Evangelización.
“El Documento de Aparecida, que se refiere de manera transversal a la sociedad de la comunicación, impulsa con valentía a una conversión pastoral que nos haga salir de nuestros antiguos esquemas y estructuras para favorecer que las personas se encuentren verdaderamente con el Resucitado”, afirmó Mons. Celli.
“La Misión continental anima a construir comunidades vivas y palpitantes. Pero esa Misión, sencillamente, no puede realizarse sin comunicación: es comunicación.” Y refiriéndose al “Año de la Fe” recién proclamado por el Santo Padre, dijo que “Es una misión que nos atañe a todos.”
“El esfuerzo por realizar una Nueva Evangelización orientará a toda la Iglesia en los próximos años, en particular a la Iglesia que peregrina en Europa y América, donde muchas comunidades viven y se mueven en el contexto de lo que llamamos cultura digital.”
Con su característico estilo directo y perceptivo, el arzobispo Celli desafió a los participantes a sumergirse en la cultura digital y a combatir tanto la complacencia como el parroquianismo; a asegurarse de que a través de los nuevos medios se entabla un dialogo con aquellos que están alejados o afuera de la Iglesia Católica. Sin menospreciar la importancia de seguir alimentando a quienes ya están en el rebaño, Mons. Celli urgió a los comunicadores católicos a “pescar fuera de la pecera”. Las redes sociales, dijo, ofrecen a la Iglesia una gran plataforma para hacerse presente en el moderno “Atrio de los Gentiles”.
“La sociedad digital está habitada por muchos otros seres humanos que probablemente no vendrán a la Iglesia ni ese domingo ni ningún otro. ¿Cómo van a sentirse interpelados por el Amor de Dios si nadie se les hace cercano en nombre de Cristo, allá en el ciberespacio?”, dijo él. He ahí nuestro desafío.
Y este diálogo que sucedió en una ciudad muy, muy lejana del cono sur ¿es relevante para los católicos en Estados Unidos, particularmente los latinos? Para quienes no lo captan todavía, aquí les va una pista: “Misión Continental”.