Diácono Armando Cavada dirige el rosario en un funeral.
Luisa Scolari, para South Texas Catholic
Anotando a San Ambrosio, dijo el Papa Benedicto XVI en su encíclica Spe Salvi, “No debemos deplorar la muerte, ya que es causa de salvación.”
La intención de rezar el rosario en un funeral, es porque acudimos a María en su papel de intercesora para solicitar el descanso eterno de el alma de el difunto y ayudarla a elevarse al cielo. Es una manera de ofrecer sufragio por el alma de el difunto.
El Beato Juan Pablo II, en su carta apostólica “Rosarium Virginis Mariae,” nos explica que “…la especial relación con Cristo…hace de María la Madre de Dios, la Theotòkos, deriva, además, la fuerza de la súplica con la que nos dirigimos a Ella en la segunda parte de la oración, confiando a su materna intercesión nuestra vida y la hora de nuestra muerte.”
“El Rosario, a través de sus misterios, vivifica los temas de las Sagradas Escrituras, que son palabra de Dios,” el Diácono Armando Cavada dijo recientemente, después de rezar el rosario en el funeral de la señora Laura Elena Sobrado que falleció el 22 de agosto. El rosario se celebró en la capilla de Seaside Funeral Home.
“Cada misterio tiene un tema y son tan abundantes, que nunca puede acabarse el contenido del misterio, cada vez surgen nuevas ideas,” Cavada dijo. “Yo lo que quiero que suceda en los rosarios, es que la gente medite el contenido de los misterios de el rosario, que los familiares y amigos eleven sus corazones y los integren en su camino por la vida cotidiana para santificarse. Y Dios nuestro Señor, siempre está aquí con nosotros, para acompañarnos, teniendo la certeza de que todos moriremos algún día y realmente de la manera en que vivimos esta vida terrenal, es como viviremos nuestra vida eternal. Y si vivimos una vida recta como El nos lo pide tendremos paz y alegría. Y si tenemos paz, lo tenemos a El.”
El Diácono Cavada, refleja en su experiencia rezando el rosario en los funerales en donde lo invitan a participar. “Más allá del rezo del rosario, lo que más me gusta es la oportunidad que esto me ofrece para hablar con los familiares y amigos del difunto acerca de la resurrección. De como Cristo ya vino al mundo y El es la resurrección misma, el alfa y omega, el principio y el fin.”
El Diácono Cavada dice que le gusta hablar acerca de el tema de el perdón y la falta de remordimiento, ya que algo “que nos impide tener una buena relación con Dios es el rencor, que es la falta de perdón y la falta de remordimiento.”
Cavada, quien actualmente cuenta ya con 20 años de haberse ordenado diácono, comento que él se inició rezando rosarios muy joven, antes de hacerse diácono. Tocaba la guitarra en un grupo, y cuando fallecía algún familiar iban a tocar en el funeral y la gente que los veía comenzó a llamarles pidiendo que tocaran en el funeral de algún familiar.
El Diácono Cavada comenta que en 1966, el Papa Paulo VI, habla de la resurrección y el nacimiento a la vida eterna. “Debemos dejar que el Señor nos toque el corazón y entre a nuestra vida para transformarla y llenarla de paz. El evangelio nos dice ‘Yo soy la resurrección y la vida, el que vive en mi y yo en él, vivirá eternamente’,” Cavada dijo.
Regresando a San Ambrosio, el Papa Benedicto XVI nos acuerda que “En efecto, la vida del hombre, condenada por culpa del pecado a un duro trabajo y a un sufrimiento intolerable, comenzó a ser digna de lástima: era necesario dar un fin a estos males, de modo que la muerte restituyera lo que la vida había perdido. La inmortalidad, en efecto, es más una carga que un bien, si no entra en juego la gracia.”