El amor que Joseph e Irene Reyes tienen por la música, la cultura, la fe y la familia ha reforzado a toda una generación de niños que se han dedicado a compartir su amor por Dios, cantando en las iglesias de Corpus Christi. Los nueve miembros de la familia entonan cantos: himnos de alabanza y adoración a Dios. También cantan Tagalo y pop, pero sobre todo música cristiana. Cantan por todas partes, en la casa, en el auto y sobre todo en las iglesias de Corpus Christi y Portland.
Tanto Joseph como Irene son católicos de cuna, pero su fe se ha ido profundizando a través del tiempo. Nacieron en diferentes áreas de Filipinas y se criaron en parte, en los Estados Unidos, específicamente en Corpus Christi. Los padres de ambos pertenecieron a la Marina de los EE. UU., razón por la cual se conocieron, se enamoraron, cortejaron, casaron y criaron a sus hijos en nuestra diócesis.
Irene heredó su don musical por parte de su madre, Concordia Goce, quien era una talentosa vocalista. José empezó a cantar a la edad de diez años, en el coro de la Iglesia de San Pablo Apóstol, por insistencia de su madre, Guillermina Reyes, quien estaba muy involucrada con su comunidad.
Joseph e Irene sirvieron en los coros de la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y de la Preciosísima Sangre después de casarse. “Tuvimos que alejarnos por un tiempo porque nos quedamos sin manos para sostener a nuestros tres más pequeños durante la Misa. Durante este tiempo, alentamos a cada uno de nuestros niños a participar activamente en la Misa desde las bancas”, dijo Irene.
El padre Bob Dunn, entonces párroco de Most Precious Blood, “solía bromear con nosotros porque la nuestra, era la única de las familias que conocía, que podía llenar una banca entera de un extremo a otro. Verdaderos católicos viviendo nuestra fe para ser fructíferos y multiplicarnos”, dijo Joseph.
Todos sus hijos asistieron al Distrito Escolar Independiente de Flour Bluff y se les animó a aprender a tocar un instrumento en la banda. En retrospectiva, Joseph reconoció que eran padres estrictos, pero que nunca tuvieron que programar tiempo para practicar ni obligar a ninguno de sus hijos a practicar. “Cada uno reconoció los dones con los que fueron bendecidos y desarrollaron sus habilidades individualmente”, dijo.
En ocasiones especiales, sus hijos les organizaban un concierto de canciones que habían escrito. También se les ha pedido que actúen en eventos comunitarios, como la Asociación Filipino-Americana y el Instituto de Cultura Hispánica. “Nos sentimos honrados y bendecidos por Dios por estos niños maravillosos y talentosos”, dijo Joseph. “Esperamos que algún día armen un álbum para nosotros”.
Son como la “familia von Trapp”, Los cantantes Reyes, ya que todos cantan, pero además, muchos tocan uno o más instrumentos. Irene, su madre, toca el piano y el clarinete, el mayor de los hijos, Andrew, toca el teclado, Carissa toca la guitarra, Daniel toca el trombón y Jessica toca el piano y el ukulele. Su quinto hijo, Nathaniel, toca el piano, la guitarra acústica, la guitarra eléctrica y el ukelele; Matthew, el niño número seis, toca el Corno francés y actualmente está mejorando sus habilidades en el piano; Isabel, la menor, toca el ukelele y el piano. “Tiene una voz sobresaliente y con frecuencia es la vocalista de respaldo que armoniza a sus hermanos mayores”, dijo Joseph. Todos han tocado y cantado juntos durante las Misas de Pascua y Navidad.
A medida que sus hijos mayores han crecido y se han expandido por su cuenta, Andrew, Carissa, Daniel y Jessica han servido como ministros de música en varias parroquias de la diócesis. Actualmente sirven en Santo Tomas Moro, Nuestra Señora del Monte Carmelo en Portland y en la capilla de la Universidad: Texas A&M, o -University Newman Center-. La familia les apoya, en cuanto les es posible en una o más de las Misas en que sirven.
De cualquier manera, continúan siendo feligreses de la Preciosísima Sangre, aunque, Joseph e Irene, junto a sus tres hijos menores, se han convertido, en feligreses de tiempo parcial, recorriendo otras Iglesias Católicas.
También cantan juntos en eventos diocesanos especiales como la “Fiesta del Corpus Christi”, donde algunos miembros de la familia cantaron canciones cristianas en Tagalo en el Refugio Madre Teresa, uno de los tres sitios donde se detuvo la procesión Eucarística.
Carissa ha alcanzado la mayor notoriedad, porque ella es la portavoz de la familia para los eventos diocesanos. Ella encabezó la "Noche para adorar" del año pasado en Cole Park, y sus hermanos Andrew y Daniel tocaron el teclado y el trombón, respectivamente. Ella dirigía el canto, y el resto de su familia ayudaba en uno u otro servicio. Ayudaron en las estaciones de agua y sus hermanas cuidaron a la más pequeña de los Reyes, Grace, que es hija de Daniel y Angela, su esposa. “Ángela ayudó mucho con la planificación y la recopilación de materiales. Ella diseñó nuestras camisetas”, dijo Carissa.
Nathaniel y Matthew toman las riendas del cuidado de su abuelo, Elpidio “Eddie” Goce, que ahora tiene 91 años, y es padre de Irene, él, aún puede acompañarlos a la mayoría de los eventos. “Ellos tienen una relación especial con nuestro abuelo”, dijo Carissa. “bromean con él y lo atienden. Es tan hermoso verlos”.
“Es un honor poder servirle en esta capacidad”, dijo Joseph. “Nuestra cultura filipina le da un lugar muy importante al cuidado de nuestros mayores. Creemos que nadie puede cuidar a un ser querido tan bien como la familia, y nunca podremos devolver lo que nuestros padres han hecho por nosotros”.
“Nos esforzamos diariamente por vivir nuestra fe no con palabras sino con acciones. Creemos realmente, que nuestros hijos son un regalo preciado de Dios para nosotros. Como tal, seguimos el ejemplo de Dios al tratar de satisfacer sus necesidades, protegerlos del mal y entrenarlos en el camino que deben seguir para que no se aparten de él. Nuestra fe y amor por Dios se encuentran entre los legados más importantes que podemos transmitirles”, dijo Joseph. “La fe no se enseña, se atrapa. Nuestra misión es ayudar a tantas personas como podamos a llegar al cielo”.