Llega el 12 de diciembre, gente de todas partes y nacionalidades se reúne para festejar y honrar a la Virgen de Guadalupe, tanto en templos mayores como en parroquias pequeñas, celebran el aniversario 493 de las apariciones y milagros de Nuestra Señora de Guadalupe, desde el Tepeyac en México, para el mundo entero.
La Catedral de Corpus Christi se llena de feligreses portando imágenes de la Santísima Virgen y rosas en sus manos. La fiesta da principio al atardecer del día, con un grupo de peregrinos que parte de la Parroquia del Sagrado Corazón, hacia la Catedral. Cantando y rezando el Rosario, atraviesan las calles de la ciudad dando testimonio de su Fe. Llama la atención el colorido de los danzantes y el fervor del pueblo.
Al llegar a la Catedral, tras el cortejo que preside y acompaña al Obispo Michael Mulvey por el pasillo central, se hace un momento de silencio y entran los tamborileros con sus sonoros e imponentes toques de tambor; dando paso a un retrato fiel de Santa María de Guadalupe, semejante al que dejara impreso en la Tilma, del ahora, San Juan Diego. Son muchos los simbolismos y mensajes que rodean las tradicionales fiestas Guadalupanas pero lo maravilloso de ello es que la petición que en esencia le hiciera la Virgen a Juan Diego, se recuerda, se transmite y continúa viva en el corazón de la gente.
“Yo soy la siempre Virgen María, madre del verdadero Dios por quien se vive, creador del cielo y de la tierra, deseo que se me erija un templo donde lo mostraré, lo ensalzaré al ponerlo de manifiesto: lo daré a la gente con todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación, porque yo soy vuestra piadosa madre, tuya y de todos los moradores de esta tierra. Porque allí les escuchare sus lágrimas y ruegos, para darles consuelo y alivio,” dijo Nican Mopohua
Durante su homilía el Obispo Mulvey invitó a los fieles a meditar y observar los ojos de la Virgen, - Su mirada- dijo: - es la de una madre que mira con ternura y amor, a Juan Diego y en él a todo su pueblo- “Ella sabe de tus problemas, lo que te preocupa, lo que te duele y como a Juan Diego, te dice: 'No estoy yo aquí que soy tu madre…' –Ella ofrece esperanza a pesar del sufrimiento. Agradecimiento a Dios por entregarnos a su Hijo."
Antes de finalizar la Misa se llevó a cabo la ceremonia de consagración a María Santísima de Guadalupe en la que 16 personas más formarán parte de la Archicofradía y hermandad de Guadalupanas. Mirna Rodríguez, Presidenta de la Federación, fue llamando a cada persona por su nombre, mientras que el Obispo Mulvey hacia entrega de la medalla, símbolo de pertenencia a la organización mundial de Guadalupanas, un Rosario y un libro.
La ceremonia concluyó con la Bendición y despedida mientras todos los asistentes cantaban: “Adiós Reina del Cielo Madre del Salvador, Adiós oh, Madre mía, adiós, adiós, adiós.”