CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- El pontificado del papa Benedicto XVI el estuvo marcado por fuertes lazos de amistad y estima con líderes ortodoxos y cristianos anglicanos del mundo, pero su papado también coincidió con un momento difícil en la búsqueda de la plena unidad cristiana.
Ante nuevos obstáculos para el ecumenismo, particularmente respecto al ministerio de la mujer, a las actitudes hacia la homosexualidad y a las diferencias sobre asuntos éticos, el papa Benedicto a menudo destacó el rol de la oración en la búsqueda de la unidad cristiana, así como la necesidad de que los cristianos divididos trabajaran juntos para proteger la libertad de culto y defender los valores cristianos tradicionales.
Para los católicos que provienen de la tradición anglicana, el destaque ecuménico del pontificado del papa Benedicto fue su decisión en el 2009 de establecer ordinariatos personales, jurisdicciones similares a las diócesis, que reconocieran su plena comunión con Roma mientras conservan parte de su patrimonio anglicano.
Monseñor Jeffrey N. Steenson, director del Ordinariato de la Cátedra de San Pedro para exanglicanos en Estados Unidos y Canadá, dijo: "Sin ambigüedades, este su legado ecuménico".
El obispo canadiense Donald Bolen de Saskatoon, Saskatchewan, codirector católico de la Comisión Internacional Anglicano-Católica Sobre Unidad y Misión, tiene una visión levemente distinta.
"Los ordinariatos para los católicos procedentes de un trasfondo anglicano no son una nueva forma de ecumenismo ni la nueva esperanza para la unidad cristiana", él dijo. "Estos son disposiciones pastorales para individuos y grupos que, en conciencia y después de larga oración, han solicitado la plena comunión con Roma aunque no quieran dejar atrás su herencia espiritual, teológica y litúrgica”.
"Acogerlos en la iglesia y animarlos a mantener esa herencia es un reconocimiento por parte del papa Benedicto y la Iglesia Católica Romana, proviniendo de décadas de diálogo, de que los diversos dones dados a las diferentes comunidades cristianas deben enriquecer todo el cuerpo de Cristo", dijo por correo electrónico el obispo Bolen en respuesta a preguntas.
Monseñor Steenson dijo que el cuidado del papa Benedicto para los exanglicanos que entran en la Iglesia Católica "durante muchos años fue y ha sido un proyecto muy cercano a su corazón, aun como el cardenal (Joseph) Ratzinger", director de la Congregación Para la Doctrina de la Fe.
En entrevista con Catholic News Service en Roma el 24 de febrero, monseñor Steenson dijo que como seminarista episcopal "nos dijeron que en nuestra vida veríamos la plena comunión entre nuestras iglesias".
Pero según pasaron los años, él dijo, "se continuó poniéndolo más y más lejos en el horizonte debido a acontecimientos en el anglicanismo".
Las decisiones relativas a la ordenación de mujeres, al ministerio de clérigos abiertamente homosexuales y a la bendición de uniones homosexuales eran "simplemente las cosas externas", él dijo; eran señales de un creciente movimiento dentro del anglicanismo para enfatizar la independencia en vez de la unidad y la responsabilidad mutua.
Monseñor Steenson dijo que cuando se le informó que se convertiría en director del ordinariato de Estados Unidos el cardenal William J. Levada, prefecto de la congregación doctrinal, también le dijo que los ordinariatos no marcaban el fin del diálogo teológico de la iglesia con los anglicanos.
"La Iglesia Católica está obligada a estar en conversación con todos, así que uno nunca cierra las puertas", dijo el monseñor. "Especialmente en el mundo en que vivimos ahora, con los cristianos bajo ataque desde tantas partes, los cristianos necesitan estar hablando los unos con los otros y trabajando los unos con los otros".
Para el obispo Bolen la comprensión del papa Benedicto del diálogo ecuménico no se trata solamente de encontrar una manera de defender el cristianismo junto; el objetivo todavía es la unión plena querida por Cristo para sus seguidores.
"La búsqueda de la unidad cristiana siempre ha sido considerada un viaje, uno que requiere la gracia de Dios, nuestras oraciones y la voluntad de permitirnos ser convertidos para poder superar las divisiones que los seres humanos han creado y siguen creando en el cuerpo de Cristo", dijo el obispo.
"El papa Benedicto continuó enfatizando el rol esencial de ambos, la oración y el diálogo teológico basado en la verdad y en la caridad, según los cristianos buscan la unidad a la que son llamados. Es por eso es que él autorizó una nueva ronda de conversaciones de ARCIC", la Comisión Internacional Anglicana-Católica Romana para el diálogo teológico.
Aun cuando el diálogo teológico enfrentó nuevos obstáculos, la estima del teólogo papa Benedicto por el brillo teológico de otros líderes eclesiásticos era algo que él quería compartir con todos los católicos. El papa Benedicto invitó a ambos, el patriarca ortodoxo ecuménico Bartolomé de Constantinopla y el arzobispo anglicano Rowan Williams de Canterbury, a pronunciar discursos importantes durante las reuniones del Sínodo de Obispos mundial.
Aunque las reuniones del diálogo católico-ortodoxo continuaron bajo el papado de Benedicto y el liderato del patriarca Bartolomé, tensiones entre las delegaciones ortodoxas estancaron el progreso.
Aun así el papa y el patriarca se reunían frecuentemente. El patriarca estuvo presente para la celebración en octubre del papa Benedicto por motivo del 50mo aniversario del Segundo Concilio Vaticano y el papa Benedicto asistió a una liturgia celebrada por el patriarca en Estambul en el 2006.
Tanto el papa Benedicto como el patriarca Bartolomé expresaron tristeza por el hecho de que aunque ambos comparten el mismo credo, y el uno reconoce la validez de los sacramentos del otro, los católicos y los ortodoxos no pueden compartir entre sí la Eucaristía con regularidad.
"Que nuestra oración y actividad diarias sean inspiradas por un deseo ferviente no solamente de estar presentes en la Divina Liturgia, sino que también podamos celebrarla juntos, que participemos en la única mesa del Señor compartiendo el mismo pan y el mismo cáliz", dijo el papa después de la liturgia ortodoxa del 2006. Como regalo le dio un cáliz al patriarca Bartolomé.
Antes de convertirse en papa, el cardenal Joseph Ratzinger era reconocido como una fuerza importante detrás de diálogo católico-luterano, que celebró gran progreso en 1999 con la firma de un acuerdo teológico sobre la justificación, la disputa que está en el núcleo de la Reforma Protestante.
Pero él dejó decepcionados a muchos luteranos cuando visitó Alemania en el 2011; anterior a la visita había aumentado las esperanzas de que el papa, nativo de Alemania, levantaría la excomunión de 500 años de Martín Lutero o haría mucho más fácil que los luteranos casados con católicos pudieran recibir la Comunión en la Iglesia Católica.
El papa sabía de las expectativas. En un monasterio agustino en Erfurt, donde Lutero vivió hasta 1511, el papa Benedicto dijo que la conjetura sobre él haciendo un "regalo ecuménico" demostraba una "lectura política errónea de la fe y el ecumenismo".
El progreso en la unidad cristiana no es como negociar un tratado, él le dijo a sus compatriotas alemanes. El ecumenismo avanzará cuando los cristianos entren más profundamente en su credo compartido y lo profesen más abiertamente en la sociedad, él dijo.
La participación ecuménica de la Iglesia Católica bajo el papa Benedicto continuó el énfasis comenzado cuando el papa era director de la Congregación Para la Doctrina de la Fe y publicó "Dominus Iesus" sobre la singularidad de Cristo, sobre la salvación universal en él y sobre el rol esencial de la iglesia en la salvación.
Como seguimiento, en el 2007 la congregación doctrinal, con la aprobación expresa del papa, publicó un documento reafirmando la enseñanza eclesiástica de que la Iglesia Católica es la única y verdadera iglesia, aunque elementos de verdad pueden encontrarse en iglesias y comunidades separadas.
Aun cuando el progreso ecuménico parecía lento, sin embargo, el papa Benedicto continuó predicando la importancia de la unidad cristiana y reconociendo el deber del papa de ser su proponente principal.
Después de celebrar la Misa el 20 de abril de 2005 en la Capilla Sixtina con los cardenales que lo eligieron papa la noche anterior, el papa Benedicto, al referirse a sí mismo, dijo que asumiría como "su compromiso primario el de trabajar incansablemente hacia la reconstitución de la plena y visible unidad de todos los seguidores de Cristo. Esta es su ambición, este es su deber apremiante".