CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años de edad, fue elegido como el papa 266 y tomó el nombre Francisco.
La elección del 13 de marzo vino durante primer día completo del cónclave en la quinta votación del cónclave. Fue una sorprendentemente rápida conclusión a un cónclave que comenzó con muchos candidatos plausibles y sin un claro favorito.
El papa latinoamericano, jesuita, fue elegido por lo menos por dos tercios de los 115 cardenales de 48 países, quienes emitieron sus votos en secreto en la Capilla Sixtina.
Su elección fue anunciada en latín desde el balcón de la Basílica de San Pedro a una multitud masiva en la plaza abajo y a millones viéndolo en todo el mundo.
Humo blanco brotó de la chimenea de la Capilla Sixtina a las 7:05 p.m. indicando que los cardenales habían elegido el sucesor del retirado papa Benedicto XVI. A las 7:07 p.m. las campanas de la Basílica de San Pedro comenzaron a tocar continuamente para confirmar la elección.
A las 8:12 pm el cardenal francés Jean-Louis Tauran, el más alto cardenal de la orden de diáconos, apareció en el balcón de la basílica y leyó en voz alta en latín: "Os anuncio un gran gozo: ¡Tenemos papa! El eminentísimo y reverendísimo señor, señor Jorge, cardenal de la Santa Iglesia Romana, Bergoglio, quien ha tomado el nombre Francisco".
La multitud en la plaza respondió con vítores, aplausos y ondeo de banderas nacionales.
Una respetada publicación italiana dijo que él fue el cardenal con el segundo mayor número de votos en cada una de las cuatro votaciones del cónclave del 2005.
El cardenal Bergoglio ha tenido una creciente reputación como hombre muy espiritual, con talento para el liderato pastoral, sirviendo en la región del mundo que tiene el mayor número de católicos.
Desde 1998 él ha sido arzobispo de Buenos Aires, donde su estilo es discreto y cercano a la gente.
Él viaja en autobús, visita a los pobres, vive en un apartamento sencillo y cocina su propia comida. Para muchos en Buenos Aires él es conocido simplemente como "padre Jorge".
Él también ha creado nuevas parroquias, ha reestructurado las oficinas administrativas, ha liderado iniciativas pro vida y ha comenzado nuevos programas pastorales, tales como una comisión para divorciados. Él copresidió el Sínodo de Obispos del 2001 y fue elegido para el consejo sinodal, así que es bien conocido por los obispos del mundo.
El cardenal también ha escrito libros sobre espiritualidad y meditación y se ha expresado abiertamente en contra del aborto y de los matrimonios homosexuales.
En el 2010, cuando Argentina se convirtió en el primer país latinoamericano en legalizar el matrimonio homosexual, el cardenal Bergoglio animó al clero de todo el país a decirle a los católicos que protestaran contra de la legislación porque, de ser promulgada, podría "herir seriamente a la familia", él dijo.
Él también dijo que la adopción por parejas homosexuales resultaría en "privar (niños) del crecimiento humano que Dios quería para ellos dado por un padre y una madre".
En el 2006 él criticó una propuesta argentina para legalizar el aborto bajo ciertas circunstancias como parte de una reforma legal de amplio alcance. Él acusó al gobierno de faltarle el respeto a los valores de la mayoría de los argentinos y de intentar convencer a la Iglesia Católica "de flaquear en nuestra defensa de la dignidad de la persona".
Su rol a menudo lo obligó a hablar públicamente acerca de los problemas económicos, sociales y políticos que enfrenta su país. Sus homilías y discursos están llenos de referencias al hecho de que toda las personas son hermanos y hermanas y que la iglesia y el país necesitan hacer todo lo posible para asegurar que todos se sientan bienvenidos, respetados y cuidados.
Aunque no es abiertamente político, el cardenal Bergoglio no ha intentado ocultar el impacto político y social del mensaje del Evangelio, particularmente en un país que todavía se recupera de una seria crisis económica.
Desde que se convirtió en arzobispo de Buenos Aires en 1998, el cardenal Bergoglio ha mediado en casi todos los conflictos sociales y políticos de la ciudad, los sacerdotes recién ordenados son descritos como "la generación Bergoglio" y ninguna figura política o social pierde la oportunidad de solicitar un encuentro privado con él.
Jorge Bergoglio nació en Buenos Aires, ciudad capital de Argentina, el 17 de diciembre de 1936.
Él estudió y obtuvo maestría en Química en la Universidad de Buenos Aires, pero más tarde decidió hacerse sacerdote jesuita y estudió en el seminario de Villa Devoto.
Él estudió Artes Liberales en Santiago, Chile, y en 1960 obtuvo título en Filosofía en la Universidad Católica de Buenos Aires. Entre 1964 y 1965 fue maestro de Literatura y Psicología en la escuela secundaria Inmaculada Concepción en la provincia Santa Fe y en 1966 enseñó los mismos cursos en el prestigioso Colegio del Salvador en Buenos Aires.
En 1967 regresó a sus estudios teológicos y fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969. Después de su profesión perpetua como jesuita en 1973, él se convirtió en maestro de novicios en el Seminario de Villa Barilari, en San Miguel. Más tarde ese mismo año fue elegido superior de la provincia jesuita de Argentina.
En 1980 regresó a San Miguel como maestro en la escuela jesuita, empleo raramente aceptado por un antiguo superior provincial. En mayo de 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires. Él era uno de tres auxiliares y mantuvo un perfil bajo, pasando la mayor parte de su tiempo atendiendo la universidad católica, aconsejando sacerdotes y predicando y escuchando confesiones.
El 3 de junio de 1997 fue nombrado arzobispo coadjutor. Él fue instalado como el nuevo arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998.
Algo de controversia había surgido sobre la postura asumida por el cardenal Bergoglio durante la dictadura militar de 1976 a 1983 en Argentina, la cual reprimió brutalmente los opositores políticos. Los estimados del número de personas asesinadas y desaparecidas forzadamente durante esos años van desde unas 13,000 hasta más de 30,000.
Citando un caso en que dos jóvenes sacerdotes fueron detenidos por el régimen militar, los críticos dicen que el cardenal, quien era el provincial jesuitas en esa época, no hizo lo suficiente para apoyar a los trabajadores eclesiásticos contra la dictadura militar.
Otros, sin embargo, han dicho que él intentó negociar tras bastidores la liberación de los sacerdotes y un portavoz del cardenal, citado en el diario La Nación, llamó la acusación una "vieja difamación".