Era un territorio grande que irradiaba de la ciudad fronteriza de San Diego hacia el norte hasta el río Nueces, a 20 millas al sur de Concepción en el arroyo Baluarte, a 100 millas de norte a sur, y desde Banquete a 40 millas al oeste de San Diego, 60 millas de ancho.
La última incursión de indígenas todavía estaba fresca en la mente de la gente y el ferrocarril pronto llegaba a San Diego realizando la paz y la prosperidad. Unas 6,000 personas, la mayoría de ellos mexicanos y católicos, vivían en esa terreno.
Es a este país peligroso, pero estimulante que un joven francés llegó en 1876 para asumir su primer destino como sacerdote. El Obispo Dominic Manucy ordeno el padre Jean Pierre Bard en 1876, poco después de su venida de Francia. Pronto despues, el obispo Manucy envió al Padre Bard ayudar a su paisano de Francia el Padre Claude Jaillet, que había fundado la primera Iglesia Católica en San Diego en la área de el boscaje que se encontraba en esta parte del sur de Texas.
No pasó mucho tiempo que el pueblo se referían a los franceses como el Padre Pedro, al igual que su compatriota, que los fieles locales llamaban cariñosamente Padre Claudio. El Padre Jaillet fue llamado a Corpus Christi en 1884 para hacerse cargo de la nueva Iglesia de San Patricio y el Padre Bard se mantuvo en San Diego por casi medio siglo. Sirvió su puesto sacerdotal entera en San Diego.
Después de la salida de Padre Jaillet, el Padre Bard siguió la práctica de su mentor de visitar unos 200 ranchos en toda la zona. Visitaba las estancias en una carreta tirado por dos caballos. Al principio llevaba un arma para la protección contra los indios bárbaros y bandidos, pero después de que hirió un caballo con un disparo accidental, suspendió esa práctica. Por lo general, visitaba los ranchos, el lunes y regresaba a San Diego el jueves, donde tocaba las campanas de la iglesia para avisarle a la gente que ya estaba en casa.
Su ministerio incluía todo tipo de situaciones. Un informe periodístico dijo que el Padre Bard realizaba por el campo “la celebración de matrimonios, consolar afligidos y predicando la palabra de Dios.”
En 1884, por ejemplo, acompañó a el asesino convicto Rubén Gómez a su ejecución en San Diego. Se quedó con él hasta el final. En 1886, después de casar a Daniel Sáenz y Margarita Peña en el rancho de Palito Blanco, “bautizo un gran número de menores de jovenes.” En mayo de 1887, el periódico Corpus Christi Caller informó que el Padre Bard “puede casar más parejas y unir los como nadie y el divorcio nunca sigue.” También conducía velorios, de los ricos y pobres por igual.
En 1888, el obispo John Claude Neraz de San Antonio-que también servía como Administrador Apostólico del Vicariato de Brownsville, se unió con el Padre Bard para llevar a cabo confirmaciones en San Diego. Veintisiete niños y niñas también hicieron su Primera Comunión. En 1900, el Padre Bard acompañaba a el Obispo Pedro Verdaguer a Benavides donde se bautizaron 40 niños y confirmaron a 60.
San Pablo en Benavides fue una de muchas iglesias fundadas por el Padre Bard. En su carrera, fundó una multitud de iglesias, algunas que ya no están activas, pero muchas de los cuales están prosperando hoy en día. Se le atribuye el establecimiento de la Inmaculada Concepción en Concepción en 1879. Seis años más tarde fundó una iglesia en la nueva ciudad de Collins, que más tarde se trasladó a Alice, donde sirvió por muchos años como el Sagrado Corazón. En 1887, construyó la iglesia en Benavides. Al año siguiente construyó una iglesia en Realitos. En 1890, Mendieta tenía una iglesia.
Por la vuelta del siglo en 1900, la parroquia de San Francisco de Paula en San Diego tenía cuatro misiones, en Alice, Benavides, Concepción y Mendieta. El Padre Bard también supervisaba las estaciones de Agua Poquita, Alamo, Alanisco, Amargoso, Bandera, Barroeneño, Beleño, Calaveras, Cibolo, Cuatos, Gloria, Guajillo, Huerta, Javoncillos, Juan Adame, Julios, La Trinidad, La Vaca, Loma Alta, Los Nacos, Los Caballos, Los Lotos, Olmos, Los Prietos, Luparra, Mota de Santa Clara, Moto de los Olmos, Palo Amarillo, Palo Blanco, Rancho de Reynolds, Santa Gertrudis, La Cabra, Lagarto en el condado de Live Oak, Lara, Las Auras , Tio Mandolla, Toro y Tramajos.
El Directorio Nacional Católico de 1900 enumera una serie de iglesias de el Condado de Duval, como las estaciones de San Pedro en Nuevo Laredo, pero probablemente la mayoría fueron fundados por el Padre Bard. Entre ellos Clovis, Encinos, Peña, Realitos, Rosita, San Carlos, y quizás algunos otros. Hebbronville no aparece en el directorio, pero ya era una iglesia establecida.
Padre Bard construyó una capilla en Falfurrias en 1903. En 1909, una neuva iglesia fue construida en San Diego, y el Padre Bard utilizo la antigua iglesia para abrir una nueva capilla en la Plaza del Norte llamada Sagrado Corazón.
En 1916, después de la creación de la Diócesis de Corpus Christi, el área había crecido y algunas de las iglesias fundadas por él-como Sagrado Corazón en Alice y San Isidoro en Falfurrias, fueron asignadas a otro sacerdote. Ya no eran parte de la carga del Padre Bard y sus responsabilidades en San Diego ya no eran tan exigentes. Su parroquia de San Diego tenia las siguientes misiones, San Pablo de Benavides, Inmaculada Concepción en Concepción, San Clemente en el Guajillo, San Isidoro en Hebbronville, San Francisco en La Gloria, Santa Catalina en Los Reyes, Señora de Loreto a Mendieta, San José en Palito Blanco, Nuestra Señora de Guadalupe en Realitos, San Juan en La Rosita, y el Sagrado Corazón en San Diego.
Padre Bard murió de influenza el 4 de marzo de 1920 y está enterrado bajo el suelo del vestíbulo de San Francisco de Paula Iglesia en San Diego.
Los escritores recuerdan a Padre Bard como franco, abierto, de carácter irreprochable y voluntad indomable, poseedor de una energía inagotable, lleno de celo en la búsqueda de almas para Dios, un erudito y un lingüista que fue respetado por la gente de todas las religiones.