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Gloria Romero | for STC
El salón parroquial se lleno de feligreses provenientes de diferentes ciudades y parroquias de la Diócesis de Corpus Christi, a quienes el Padre Juan Fernando Gámez como anfitrión les extendió la bienvenida.
A la derecha, Brenda Hernandez proporciono la música y todos cantaban, “Nadie te ama como Yo...” Gloria Romero | for STC |
La predicación estuvo a cargo del teólogo Juan David Henao, de la Escuela Bíblica Católica Yeshua, con base en Medellín, Colombia y del Padre Juan Fernando Gámez.
Con una concurrencia de alredador de cien personas, Juan David Henao encaminó la imaginación de los asistentes a profundizar sobre aquellas horas de Jesús en agonía, sudando sangre y llorando ante su Padre en el huerto de los olivos.
“!Abba, Padre!, para ti que todo te es posible, aparta de mi este caliz pero no se haga mi voluntad sino la tuya.” (Marcos 14: 35, Mateo 26: 36, Lucas 22: 42)
Analizar las palabras de Jesús a su Padre y a los Apóstoles, fue el tema central de reflexión en el retiro y en un ejercicio que llevo a cabo el Padre Fernando, quien activo la comunicación entre los feligreses al establecer algunas preguntas que relacionaban sus vidas en familia y en sociedad, con sus temores, angustias, enfermedades, y demás padecimientos del ser humano en paralelo con los momentos que Jesús vivía como ser humano en aquel encuentro con su Padre.
Profundizando en el significado del Triduo Pascual, Henao nos habló del significado de la Ultima Cena, la Pasión, Muerte y Resurrección a través de la Pascua Judia.
Jesús como buen Judío celebraba la Pascua con sus discípulos. En el antiguo testamento se narra como la celebraban y cuales eran los alimentos que debían consumir, “esta tradición Judía está llena de simbolismos a través de los cuales el Christiano va entendiendo la vida de Jesús” dijo Juan David Henao, añadiendo que “la Evangelización de la Iglesia Católica hoy en día es por la atracción a la persona de Jesús”.
Los alimentos que un Judío comía la noche de la Pascua también llamada “la fiesta de los Asimos” y “la fiesta del Cordero”, fueron los mismos alimentos, que enraizados en la tradición Judía, Jesús comió con sus Discípulos en la ultima cena.
El Cordero es el primer alimento, debía ser sacrificado de determinada manera, debía ser macho, sin mancha y sin ningún hueso roto. Con la sangre de ese cordero, los Judíos rociaron las puertas de sus casas para que el angel de la muerte pasara de largo y no matara a sus primogénitos. En Jesús, es El mismo quien pasa hacer el Cordero de Dios que nos libra del pecado y nos lleva a la resurrección. Es la alianza entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
El segundo alimento es el pan Asimo. Es un pan sin levadura: en la tradición Judía se compara con el pecado porque la levadura hace el pan grande, lo hincha y lo que hace el pecado en nuestro corazón es llenarlo de soberbia. De manera que significa que el pan ásimo no tiene pecado. Así como Jesús, que es igual a todos los seres humanos, menos en eso; sin pecado. La hostia es un tipo de pan sin levadura. Jesús dijo: este ya no es pan, es mi cuerpo, partido y repartido por ustedes para la Salvación.
El Vino que en la tradición Judía son cuatro copas de vino: cada una tiene un significado especial: la copa de la bendición, la copa de la santificación, la copa de la acción de gracias, y la copa de la alabanza. Y Jesús toma ese vino y dice: este ya no es vino, es mi sangre.
También vamos a encontrar las hierbas amargas, que son una ensalada con rábanos, apio, perejil, y lechuga a la que le ponen agua con sal, porque ellos recuerdan las lagrimas que derramaron cuando eran esclavos en Egipto. La Pascua celebra que Dios nos sacó de la esclavitud.
Un adereso llamado – Jaroche, hecho con los frutos de la tierra prometida: nueces, dátiles, higos, y manzanas que tiene el color rosado de los ladrillos que tenían que pegar en Egipto, pero que cuando lo prueban sabe a la tierra prometida. Lo cual recuerda donde estamos y adonde vamos.
El ultimo alimento que se usaba era un huevo duro que es de los pocos alimentos que frente al fuego y al calor en lugar de ablandarse, se pone duro y simboliza la fe. Mediante la fe se saca valentía fortaleza y coraje. La fe que le hace frente a la adversidad.
La tradición Judia debe ser valorada porque Jesús en ese contexto de la Pascua Judía le da plenitud y mayor entendimiento a la persona de Jesús.
“En cada Eucaristía estamos recordando la Pascua de Jesús, que Dios está en nuestra vida, que nos hace libres de la esclavitud y de los Egiptos que vivimos, (vicios, adicciones, pecados) porque el Cordero se ha entregado para la salvación del ser humano, y nos alimenta espiritualmente de su cuerpo en el pan y de su sangre en el vino. El recuerdo de la vida de Jesús nos edifica en lo interior para amar y seguir en el camino”, dijo Henao.