“La enseñanza del catecismo es fundamental en la Fe, para la formación del compromiso Bautismal. Es donde se aprende a vivir la Fe y se desarrolla integralmente la persona en lo sacramental y espiritual”. Dijo el padre Fernando Gámez, Párroco de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos Madre de la Iglesia. Mientras que en algunas parroquias el interés por las clases de catecismo en español, ha disminuido, en Nuestra Señora de San Juan de los Lagos Madre de la Iglesia está floreciendo. Padres y abuelos se preocupan por registrar a sus hijos y nietos en las clases de catecismo. En Corpus Christi, el pasado 13 de Septiembre, el salón parroquial de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos Madre de la Iglesia, tuvo un lleno de más de 100 familias que acudieron a las primeras clases que preparan a los estudiantes para recibir el Sacramento de la Confirmación. Con gran alegría, el Padre Fernando dio la bienvenida a las familias interesadas en la iniciación del curso catequético y les hablo de lo trascendental que es aprender a orar y conocer a Dios en los fundamentos de la Fe Católica. Impartió una cálida y profunda bendición e introdujo a Juanita Flores; coordinadora del curso para la preparación de la Confirmación. Ella distribuyó tanto a maestras y maestro catequistas como a los estudiantes, en 4 clases, 2 en Ingles y 2 en español. Siendo las de español las más concurridas. Entre las personas que han impulsado la enseñanza del catecismo en español se encuentra Esperanza Dávila, quien observo en Misa que muchas familias no hablaban inglés y le sugirió a Monseñor Marcos Martίnez, en ese entonces (1993) Párroco de Nuestra Señora del Pilar, las clases de catecismo en español. Esperanza, de profesión educadora, inició sus clases con un grupo de 7 niños que se multiplicó hasta llegar a tener 140, pues se corrió la voz de que en “El Pilar” se daban clases de catecismo en español. Dentro de la educación catequética incluyó actividades, de visitas a los ancianos, y festejos concordantes con la temporada litúrgica de la iglesia. Quiso dar una educación integrada en el amor a Dios y al prójimo, en el marco de las necesidades y tradiciones de la comunidad. “Me siento honrada, bendecida y agradecida con el Señor por estar trabajando con niños e involucrada en la enseñanza de la Fe Católica, es algo que siempre me ha motivado y que viene desde mi niñez, porque veía y acompañaba a mi madre a dar sus clases de catecismo, en el pueblito donde crecí; Cuspala, en México”. Dijo Esperanza. “Desde niña tuve muy claro que me gustaba servir, ayudar a los pequeños y a los ancianos, sentí esa responsabilidad”. Para Esperanza, infundir las enseñanzas del catecismo en la niñez, es conducirlos paso a paso a través de los Sacramentos, los Mandamientos la oración y la vida de la Iglesia; que forman una base moral, y son herramientas para un camino de mayor felicidad. Su preocupación son los jóvenes, ya que en su experiencia como educadora se dio cuenta de la ausencia de Dios y de valores que existe en ellos. -“Por esa necesidad de pertenencia y aceptación, sucede que a veces se involucran en pandillas y no es porque sean malos sino porque no han sido educados en el amor de Dios”. Dijo Esperanza, quien ese día de iniciación de clases se alegró al sentir esperanza en el futuro. No solo porque la coordinadora había sido una de sus primeras alumnas, sino también por el entusiasmo de la comunidad y la manera en que su Párroco estaba involucrado. –“De todo se aprende con la gracia de Dios” –Dijo. Juanita Flores, se sentía un poco nerviosa por la responsabilidad pero predominaba en ella un entusiasmo que irradia confianza entre la gente. La semilla que sembró Esperanza en su niñez ha sido fortificada por su encuentro con Jesús. “Vivo enamorada de Cristo y me siento con el deber de hacer que se enamoren de Él. Enseñar catecismo en español es una gran bendición, especialmente desde que supe la importancia de los Sacramentos de Iniciación, que son la base de todo cristiano, porque si entendemos esos sacramentos, nuestra Fe es más plena. Nos ayudan a entender porque fuimos bautizados”. Cuenta Juanita, que creció en el marco de una familia católica y que cuando emigró de México a Estados Unidos llegó a Nuestra Señora del Pilar donde Esperanza le enseñó y donde hizo su Primera Comunión y su Confirmación, –“Pero como todo, los catequistas hacen su trabajo, pero nosotros a cierta edad nos alejamos, aunque la semilla queda y da fruto en su momento. La catequesis tiene una gran misión, que es hacer que nuestros jóvenes se enamoren de Dios como lo hicieron nuestros abuelos, que nos enseñaron una Fe de ‘hueso colorado’, muy viva. Ahora la gente no quiere hablar de Dios, ni comprometerse a enseñar”. Dijo Juanita. “Un día en la Misa, el Padre José Salazar, me transmitió a un Jesús caminando en el altar, a un Jesús abrazando a su pueblo con tanto amor, que, al escucharlo hablar, nació en mi la necesidad de dar mi diezmo no solo en dinero, sino en tiempo a la Iglesia de Dios. El Padre José me marco y el Señor lo puso en mi camino, para que yo hiciera el cambio. Entendí lo que es servir y tener un propósito en la vida”. Dijo Juanita. Tanto para Esperanza Dávila, como para Juanita Flores; el entusiasmo de la comunidad por crecer en el conocimiento del Amor de Dios y llevar a la acción las enseñanzas de la iglesia, fortalecen la cadena de Fe en las generaciones. En el pensar, sentir y actuar de ambas catequistas vive el agradecimiento por la Fe, la tradición, la familia y la conciencia de vivir una conversión continua al Amor de Dios.