Compartiendo la palabra en el año de la Misericordia

Las señoras Celina Muraira, Magdalena Rodríguez y Erika Vargas-Camacho de la parroquia St. John the Baptist cumplen con este precepto en el asilo Villa South Assisted Living, a donde acuden cada miércoles de 10:30 a 11:30 a.m. Llevan paz y esperanza a través de la palabra de Dios y rezan junto con las personas que ahí viven.

“Hace mucho sentía una inquietud de pertenecer a un ministerio pero no sabía cual y no me daba el tiempo hasta que me hice el propósito de por fin hacerlo," Muraira dijo. "Pues sentía la necesidad de servir y me gustó la idea de convivir y acompañar a las personas mayores que se encuentran solas, pues se me hacen muy indefensas y pienso en mi mamá que pasa mucho tiempo sola en casa."

Muraira dijo que le gustaría que alguien hiciera lo mismo con su mamá, pues cuando la visita "disfruto mucho ver la misa en María Visión y rezar con ella."

"En cada cara de estas personas veo la de mi mamá. Es una gran bendición y satisfacción poder compartir con ellos esa alegría que muestran al rezar el Rosario y cantar alabanzas," Muraira dijo. "Es una experiencia muy gratificante pues por fin encontré la manera de entregar mi servicio al prójimo y ya no me siento vacía."

La señora Vargas-Camacho comenzó por una inquietud que nació en ella de atender a la obra de misericordia corporal de visitar a los enfermos en este año de Jubileo de la Misericordia. Como Muraira, Vargas-Camacho compara la situación de sus padres con la que encuentra en el asilo.

“Cada vez que vengo recibo mucha paz, pues pienso que podrían ser mis padres ya que como no vivo en la misma ciudad que ellos y no los puedo visitar a menudo, pienso que ellos pueden recibir este cariño a través de otra persona que haga lo mismo que yo," Vargas-Camacho dijo.

Sentía que debía dar algo de lo mucho que el señor le ha dado a ella y también le ayuda a sentir que esta colaborando con el ano de la Misericordia consagrada a María.

La señora Rodríguez tiene ya tres años asistiendo al asilo. “La necesidad que sentía de compartir algo de lo que el Señor me ha dado me motivo a querer hacer el trabajo del Señor, ya que somos sus manos, sus pies, su boca, sin nosotros la palabra y el amor de Dios no podría extenderse," Rodríguez dijo.

Dijo que recibe mucha paz y al estar consiente de las limitaciones que trae la edad, le hace prepararse para aceptar que va a ser una realidad en su vida.

"Veo que otras personas sufren mas que yo y que con los dones que Dios me da puedo traerles paz y alegría a las personas que visito, y en este tiempo que tengo visitándolas, siento que he llegado a amarlas y por seguro he recibido mas de lo que he dado," ella dijo

Por otro lado, las señoras Lupita Elswick, Martha García y Olaya Solís fungen como ministros de la Eucaristía en el hospital Spohn South. Cuando una persona esta hospitalizada existe una necesidad de auxilio espiritual y sed de fe.

La señora García dijo que para ella el poder asistir al asilo y atender a las personas que ahí viven es una inquietud que tenia de poder hacer algo por los demás. "Tenerles paciencia, cariño y entrega a estas personas me llena de satisfacción porque siento que estoy haciendo algo por los demás. Me llena de gusto y agradezco a Dios la oportunidad de poder ayudarlas a rezar el Rosario, me siento muy bendecida de poder pertenecer a este ministerio," García dijo.

Solís tiene 11 años de estar practicando este ministerio ya que primero asistía a la misa diaria en el hospital porque su hija trabajaba en el hospital y eso le hacia sentirse conectada con ella y su profesión.

"Empecé a sentir la necesidad de compartir mi fe con los pacientes," García dijo. "Poco a poco fui desarrollando mi propia manera de rezar dependiendo de la situación por la que este pasando el paciente y sus familiares que en ocasiones no están preparados para recibir la Eucaristía y les ofrecemos rezar con ellos y eso les trae mucha paz."

"Es una alegría y un honor llevar a través de la Eucaristía la salvación a quien tiene hambre espiritual de Dios, ya que la enfermedad los hace conscientes de estar preparados," García dijo. "Siempre me encomiendo al Espíritu Santo y eso hace que la palabra fluya y siento un gran agradecimiento de que puedo compartir la palabra y el amor de Dios a personas que están sedientas de ella.

El hecho de ser bilingüe es una ventaja, ya que muchas personas prefieren rezar en español. Al terminar el día y al salir del hospital le invade a García un sentimiento de paz y alegría y se siente mas bendecida que cuando llego.

La señora Elswick también siente que es un privilegio ser una escogida para pertenecer al ministerio de la Eucaristía. "A mi me invitaron cuando venia a misa porque estaban necesitando personas para este ministerio y en oración pensé: 'Bueno Señor, si esto es lo que necesitas de mi y es lo que quieres que yo haga, pues hágase tu voluntad'," Elswick dijo.

Las personas hospitalizadas se encuentran decaídas y les alegra y les da mucha paz y tranquilidad cuando visitamos. El hospital ofrece para todos sus pacientes el servicio de comunión, comunión espiritual, oración y visita del sacerdote.

"Cuando visito un paciente, a medida que voy hablando con ellos se va creando un lazo de confianza y empiezo a rezar el padre nuestro analizándolo parte por parte y así voy guiando la oración," Elswick dijo. "Me encanta cuando me preguntan: 'vas a venir mañana?' Les regalamos un Rosario con un folleto para que ellos lo recen, estampitas de diferentes santos y de la Virgen de Guadalupe."

Dijo Elswick que es muy lindo ver que les pueden llevar paz a través de la comunión y de la palabra del Señor y eso le hace "sentir en las nubes cuando salgo del hospital".

"Servir es una cosa muy linda, y la alegría de llevar el pan de vida y alimento del alma es una oportunidad que no dejo de sentir agradecimiento a Dios," ella dijo. "Salgo con un gusto y paz interior inexplicable, sentimientos de paz, amor y servicio."

Los ministros de la Eucaristía dependen del departamento de espiritualidad del hospital y pertenecen a diferentes parroquias. Donna Stockwell es la coordinadora de voluntarias en Spohn South. Ella se encarga de revisar que las voluntarias estén al corriente de sus cursos de ambiente seguro que la diócesis exige a todos los voluntarios además de la vacuna de la gripe, la prueba de tuberculosis y el curso de entrenamiento y actualización de ética y confidencialidad.

Si algún lector esta interesado de ser voluntario, debe informarse en su parroquia que ministerios ofrece e inscribirse a participar en el que sienta que le acomode mas.

De izquierda, Magdalena Rodríguez, Celina Muraira y Erika Vargas-Camacho ayudan en Villa South, un asilo para ancianos.

Luisa Scolari para el South Texas Catholic