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La niña Nathalie Cruz de 9 años representó a la Virgen de Guadalupe el Diciembre pasado en la parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, Madre de la Iglesia y el Niño Javier Martínez desempeñado el papel de San Juan Diego. foto contribuido |
En la diócesis de Corpus Christi también se encuentran muchas familias muy lejos de sus tierras nativas. Sin embargo, estas personas ponen sus vidas y bienestar en las manos de dios y se dedican a el trabajo, la familia y la iglesia para realizar felicidad.
Una tal familia es la de el matrimonio formado por el señor Carlos Alberto Cruz y su esposa Elizabeth Cruz que nos abrieron las puertas de su casa para compartirnos su historia. Se conocieron en la ciudad de Río Bravo, Tamaulipas, en una posada de la fábrica en la que los dos laboraban. Con el paso del tiempo se hicieron novios y posteriormente se unieron en matrimonio el año de 1995 en la Iglesia de San Juan de los Lagos.
Las cosas se pusieron difíciles por la inseguridad que vivían y eso repercutía también en la economía familiar, por lo que decidieron emigrar a los Estados Unidos, ya que Elizabeth es ciudadana Americana, y aunque fue criada en México por sus padres, es nacida en Estados Unidos.
Como Elizabeth de niña desde los cinco años de edad, había trabajado ayudando a sus padres en el campo, en la pizca de maíz y deshierbando parcelas, decidieron venirse a trabajar a Pharr, Texas. Elizabeth empiezo a trabajar recolectando melón, tomate, fresa, chile y repollo y plantando camote para mantener la economía familiar, ya que su esposo no podía ayudarla por que tardaron tres años en aprobarle su residencia.
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La familia Cruz, de izquierda, son Leslie Cruz, Carlos Cruz, Elizabeth Cruz, Karely Cruz y enfrente en el centro la pequeña Nathalie Cruz. foto contribuido |
Ya con la residencia de Carlos, decidieron ir a probar mejor suerte a Pasco, Washington, en donde vivían unos familiares. Durante su estancia en Pasco, empezaron a asistir a la Iglesia de San Patricio, en la cual, cuando Elizabeth tenía 15 años y durante un viaje de visita a unos familiares, había recibido los sacramentos del bautismo, confirmación y comunión al mismo tiempo de manos de el Padre Eliodoro Lucatero
En Pasco consiguieron trabajo en una bodega limpiando cebollas, pero el sueldo que recibían no era suficiente para pagar un lugar digno en donde vivir. Subsistían en una cochera pequeña de lámina de metal sin aislar, llena de objetos almacenados, sin baño ni agua. Había solo un contacto que usaban para conectar un abanico cuando el calor era insoportable y lo desconectaban para conectar una lámpara o una cafetera, ya que se mantenían comiendo solo pan y café.
En las noches el frío era tan intenso que dormían vestidos con varios suéteres, gorro y guantes, y usaban varias cobijas para protegerse, pero era imposible dormir con tanto frío y pasaban las noches en vela. Así que decidieron regresarse a Texas. Dada a la situación de penurias que estaban pasando, pidieron ayuda a su padrino, quien les presto $150 para el pasaje. Como no les alcanzaba ese dinero para los boletos a la frontera, compraron los boletos a Corpus Christi en donde vivían unos familiares, con la intención de que los ayudaran a regresar a la frontera.
Con la suerte, al llegar a Corpus Christi en Octubre de 1996 los dos consiguieron trabajo, y las personas con las que trabajaba Elizabeth–la familia Fernández–tenía un pequeño estudio que se había incendiado. Se los ofrecieron y poco a poco lo restauraron, y se quedaron a vivir ahí por tres años, durante los cuales nació su primer hija Leslie y decidieron mudarse a un departamento un poco más amplio.
“Hemos pasado por tiempos muy difíciles por el hecho de ser hispanos, sin embargo nos sentimos orgullosos y agradecidos de serlo, ya que los principales valores que nos han mantenidos fuertes, como el hecho de que la familia es lo primero después de Dios, se lo debemos a nuestra herencia latina,” Elizabeth dijo.
“Así como nuestros padres lo hicieron con nosotros, ahora nosotros como padres intentamos hacer lo mismo con nuestras hijas, inculcándole los mismos valores para que ellas también los trasmitan a sus hijos, como son: el respeto a Dios, a la familia y a nuestros adultos mayores,” Carlos dijo.
Reconocen que aquí la crianza de los hijos es diferente, pero quieren que sus hijas crezcan como ellos crecieron. Por eso se mantienen muy cerca de la Iglesia que les sirve mucho de apoyo para este propósito, por eso participan en todas las actividades que es posible. La familia pertenece a la parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, Madre de la Iglesia.
El mes de Diciembre pasado, la parroquia se lleno de actividades. La hija más pequeña de Carlos y Elizabeth, Nathalie de nueve años, representó a la Virgen de Guadalupe en la procesión que organizó el Padre Henry Artunduaga, pastor de la iglesia. En la representación de la natividad en Navidad, la hija mayor, Leslie de 14 años, representó a la Virgen María y Karely, de 11 años, de pastorcita. Durante las representaciones de las posadas, participaron como familia representando a la familia de Santa Claus.
La familia Cruz participan en retiros familiares y de jóvenes y actualmente están planeando a asistir unidos en “The Texas Rally for Life” que organiza la diócesis para marchar frente al Capitolio el 25 de Enero en Austin.
“Nos interesa mucho inculcar a nuestras hijas el respeto a la vida,” Elizabeth dijo.
“Como la mayoría de las familias, sin importar de que país vengamos, sufrimos de el estrés que nos genera el querer que todas las cosas funcionen bien en la Iglesia, en la escuela y en el hogar. Como padres tratamos de apoyar a nuestras hijas y mantenerlas activas e involucradas en las actividades organizadas por su escuela e iglesia y deportes,” Carlos dijo.
Por último el matrimonio Cruz nos comenta que familias inmigrantes sólo quieren no olvidar de dónde vienen, ya que dejaron sus países únicamente para salir adelante y poderle ofrecer lo mejor a sus hijos, inculcándoles valores familiares y la importancia de preparase y estudiar para que ellos se superen y puedan tener un mejor futuro.